Por
Carlos Montenegro
No
se cuanta relevancia pueda tener otra opinión más sobre lo que es ya una película
inmensamente popular, lo que si tengo claro es que no puedo concebir que pueda
haber una sola persona que no encuentre algo de amor en Bohemian Rhapsody, el
controvertido biopic de Freddie Mercury que parece haberse convertido en una de
las películas más populares del año muchos meses antes de su estreno.
Probablemente
pueda aportar más a cualquier persona contando las razones de porque no
esperaba mucho de esta película. Conforme fue avanzando su producción puedo
decir que el hype no me atrapó como a muchas otras personas. Cuando algo
funciona en Hollywood tiende a replicarse la formula una y otra vez hasta el
cansancio. No me gusta que se juegue a retratar leyendas de la música porque
realmente la ficción en estos casos nunca estará a la altura de la realidad. Si
admiro a una figura musical me gusta conservarla en mi ser como la figura
inmortal que es. Me gusta que su arte hable por ella. No quiero que después de tantos años un producto de ficción chapucero otorgue a la gente la perspectiva personal de un
guionista o un director sobre el de la figura real. No me gusta que verdaderas
leyendas se conviertan en simples personajes de ficción. Claro que hay diferentes enfoques, algunos más
atinados que otros. The Doors (1992) de Oliver Stone es posiblemente un ejemplo
con muchas licencias sobre la realidad. Aunque Jim Morrison no tuvo precisamente
una vida de luz, el enfoque oscuro que se le da a su vida no fue del agrado de
muchos. Se sentía como si Stone estuviera utilizando su propia idea sobre The
Doors para retratar su visión personal y egoísta, su propia realidad. Caso contrario
es Love & Mercy (2014) de Bill Pohlad, un verdadero dulce que retrata la
vida de Brian Wilson y los Beach Boys como una historia de superación y genialidad
musical, un biopic que tiene algo que contar. Creo que Bohemian Rhapsody está
justo en medio de estos dos enfoques.
Otra
historia muy distinta es Almost Famous del 2000, una de mis películas favoritas
y la que considero la obra definitiva de ese cine que retrata la industria
musical de la segunda mitad del siglo XX. Cameron Crowe dirigía una
cinta inspirada en su juventud como reportero de la revista Rolling Stone. Esta película empezaba con el pie derecho un nuevo milenio en el que la nostalgia no tardaría en
posicionarse en los espectadores. Para Almost Famous no hay límites
creativos, no se basa en ninguna historia real concreta y por tanto olvidamos
esa parte crítica sobre qué tanto es realidad y que tanto es invención romántica
de Hollywood. Cameron Crowe se dedica a narrarnos este poema musical como debe
de ser: Sin reserva alguna. Esto es algo
que es difícil mantener cuando se habla de bandas reales, sobre todo de una de
las bandas más populares de la historia del rock.
Otra
señal de de alarma es que Bohemian Rhapsody tiene como director a Bryan
Singer (X-Men), a quien yo consideraba
acabado por el #MeToo y por sus propias decisiones cinematográficas. No ayudaba
mucho el hecho de que fuera despedido por su conducta errática apenas unas
semanas antes de terminar el rodaje y fuera sustituido por Dexter Fletcher (Eddie the Eagle), quien parece que va a ser
el mejor beneficiado de todo esto, pues ahora le toca llevar la vida del buen
Elton John al cine con Rocketman, la cual se estrenará en 2019.
Finalmente,
el reclamo de muchos al ver los trailers, y probablemente la señal de alarma
más certera, es que la homosexualidad de Freddie Mercury parecía ser retratada
con suavidad y como algo secundario con el objetivo de no alienar a la
audiencia.
Todo
fue resuelto el día de hoy. No sé si Bohemian
Rhapsody sea la película que esperaba, pero estoy seguro que bien puede ser la
que necesitaba ver y puedo también decir con certeza que será así para muchas
otras personas. La película no es la mejor en lo que hace, ciertamente está
llena de momentos gratuitos que viven de la nostalgia, casi como un collage
musical de los éxitos de Queen que resulta bastante anodino conforme avanza la
trama. Me gustan los secundarios, están correctos en su papel pero no encontré alguna
actuación realmente memorable que dotara de suficiente fuerza e hiciera notable
a algún personaje más allá de Mercury. Como muchas otras biopics, padece de los
mismos problemas mencionados anteriormente, alejándose de la realidad para
regalarnos una visión romántica de una historia que se toma licencias, en este
caso para que la resolución del conflicto principal de la película pudiera
tener mucha más fuerza, y yo diría que gracias a ello la última parte de la película
sale triunfante.
La
película si retrata a Freddie Mercury como un hombre y un icono homosexual
libre de tapujos, lo cual demuestra que al final los trailers no le hicieron
mucha justicia a la historia. Hay quien pudiera decir que la figura de Mercury
va más allá de su sexualidad, pero si se trata de mostrar su lado humano definitivamente
el tema es algo fundamental para mostrar lo que fue. Cabe destacar que aun así el
enfoque es muy suave, casi como si los creativos de la película actuaran con
cautela para no llevar la historia a ciertos lugares. Mustiamente normal que un
filme de estas proporciones haya
decidido no correr riesgos
Si,
Bohemian Rhapsody tiene algunas cosas cuestionables, lo cual debería importar
muy poco si una pieza de ficción logra emocionarte como logró hacerlo conmigo.
¿Saben que es realmente memorable de este biopic? ¿Saben quién es fundamental
para transformar esto en algo trascendente? Dos palabras: Rami Malek. El actor
encarna a esta versión de Freddie Mercury –excéntrico, frágil y desadaptado,
casi rayando en el fastidio absoluto en determinados momentos- dignificándolo como
personaje y humanizándolo como figura. Sin Malek el resultado de todo esto
sería algo muy distinto. Definitivamente aporta mucho valor y eleva la película
a un nivel superior.
Hay
una secuencia que recrea la participación del grupo en el mítico concierto Live
Aid de 1985 en apoyo a los niños de Africa. De algún modo siento que el peso de
todo lo sucedido en la película al final recae en la potencia de esta épica y
significativa secuencia. Algo que demuestra que la verdadera magia del cine se
encuentra en los momentos, es aquí donde converge la visión personal de un
director con la realidad objetiva de un momento mítico en la historia que ya es
parte del colectivo cultural de todo el mundo. Malek se la rifa y se desvive en
ese tramo final de película. ¡Carajo! Si van a adaptar a Mercury mejor que lo
hagan de ese modo. Carne obligada de Oscar, si me preguntan. Singer / Fletcher /
Malek derrochan amor, no solamente por la música de Queen y por Freddie Mercury
como figura. Escuchar “Radio Ga Ga” y “Hammer to fall” en ese momento me recordó a tiempos musicales
que no volverán y que solo pueden ser recreados de este modo. Me recordó a
artistas que ya se fueron y el hecho de que nunca habrá otros como ellos. Me
recordó esa vieja cita de parar el mundo un rato y simplemente vivir la sensación
de escuchar a Mercury, a Lou Reed, a Leonard Cohen, a Bowie… al hecho de dejar que la
magia musical recorra nuestros oídos y que eso nos convierta en héroes solo por
un momento, o como bien lo dicen en la película: En leyendas. Emoción pura
hecha cine.
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