Hace apenas unas semanas dio inicio por FX la que ha sido la temporada más reservada de esta serie antológica de terror producida por Ryan Murphy. Con una campaña de publicidad en la cual se mostraron más de dos decenas de teasers falsos y se mantuvieron en el más absoluto secreto los detalles concernientes a la historia y al elenco.
Los espectadores de los Estados Unidos pudieron ser testigos al mismo tiempo de los cambios del formato de la serie en este sexto año. Con cinco temporadas a cuestas, en esta ocasión los productores decidieron darle un giro al formato y optar por narrar la historia a manera de mockumentary (falso documental) que de alguna manera parodia esos baratos y chapuceros shows televisivos de casas embrujadas, con recreaciones falsas incluidas, teniendo la misma protagonista interpretada por dos actrices distintas: Lily Rabe, como la “verdadera” protagonista hablando frente a las cámaras de lo ocurrido; y Sarah Paulson como la falsa “protagonista”, participando en fingidas recreaciones de la historia. El elenco lo completan habituales de la franquicia como Kathy Bates y Angela Bassett. Una adición interesante es la de Cuba Gooding Jr, quien después de protagonizar la exitosa serie People vs Oj Simpson, también de Ryan Murphy, se une a la franquicia compartiendo créditos directamente con Sarah Paulson.
El nombre de la temporada fue revelado el mismo miércoles que comenzó como “American Horror Story: Roanoake”. Roanoake se compondrá de solamente 10 episodios, quedando como la temporada más corta en todo el recorrido de la serie. Esta temporada es presentada como una serie documental titulada “My Roanoke Nightmare” y sigue la historia de un matrimonio (Paulson y Gooding Jr.) que se muda a una casa en la isla de Roanoke, Carolina del Norte después de un brutal ataque de una pandilla que los dejó marcados a ambos. Tan pronto como la pareja se instala en su nuevo hogar, sucesos extraños y paranormales comienzan a perseguirlos.
De entrada, esta temporada contrasta fuertemente con el tono lleno de pastiche, teatralidad y considerable surrealismo que caracterizaba a las temporadas anteriores en menor o mayor medida. Parece que se han decantado por ofrecer una historia de terror más directa y convencional. Al menos en los primeros episodios han sentado las bases de un tono más sobrio y serio muy poco presente en todos los ciclos anteriores, sobre todo estos últimos años.
Uno se pregunta si esta departura en el formato representa una traición al alma y corazón de la serie, pero lo cierto es que las últimas temporadas se encontraban ya a una distancia muy importante de la calidad que caracterizó a la serie en sus inicios y esta es probablemente una manera de probar una nueva fórmula en vez de apostar una vez más por algo que estaba prácticamente agotado. Habrá que ver ahora si la serie logra mantener esa reinvención y concentrar en diez episodios la historia contenida y centrada que han decidido narrar este año. La única manera de seguirles el paso por las próximas semanas. Solo así podremos comprobar si esa reinvención es funcional o es solamente una fachada truqueada que caerá tarde o temprano. En esto de la televisión nunca se sabe, pero siendo la serie que inauguró la moda de las antologías y el perverso terror libre de tapujos, American Horror Story se merece al menos el beneficio de la duda una vez más.
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