viernes, 31 de marzo de 2017

Stranger Things: El fenómeno que atrapó al internet este verano.


Cuando recién se anunció que Winona Ryder, tras una importante cantidad de años trabajando en proyectos poco relevantes, iba a protagonizar una serie de misterio para Netflix, uno podía pensar que aquello fácilmente podría resultar algo fallido. Pasó con Matt Dillon, quien se pasó a la televisión para protagonizar la primera temporada de la inaguantable serie de FOX “Wayward Pines” y con Jason Patrick, quien hizo lo propio con la segunda temporada de dicha serie, la cual no logró salvar las audiencias ni la calidad del proyecto y por ende es muy poco probable que se realice una tercera temporada el próximo año. Hablamos de actores de cine venidos a menos que se pasan a la televisión en un esfuerzo por revitalizar sus carreras, aunque pocas veces lo logran.


Lo cierto es que Stranger Things viene a reafirmar que en Netflix no se aplican las mismas reglas que en la televisión tradicional. Ya había sucedido una vez con uno de sus proyectos más fuertes: “House Of Cards”, un drama político protagonizado por un revitalizado Kevin Spacey, quien tomó la decisión de inaugurar el barco de las series de Netflix con un proyecto que indisputablemente le volvió a otorgar cierto prestigio a su carrera gracias a su poderosa actuación como ese perverso político carente de escrúpulos llamado Frank Underwood. Stranger Things puede representar la misma oportunidad para Winona Ryder, aquella respetada actriz que se ganó el corazón de los jóvenes ochenteros y noventeros con clásicos como “Betleejuice”, “El joven manos de tijera” y “Dracula”, para después cambiar ese respeto por simple popularidad cuando salió a relucir un video de ella robando en una tienda y finalmente también dejando de lado esa popularidad eligiendo roles cada vez menores en películas poco memorables casi en su totalidad. La diferencia con este proyecto y los antes mencionados, es que “Stranger Things” no está hecho para gloria de Winona y tuvo la capacidad de sorprender a quien escribe estas líneas con el hecho de utilizar un elenco coral donde realmente no podemos definir a ningún protagonista absoluto.


¿Qué es “Stranger Things”? Al menos que hayas estado viviendo debajo de una piedra los últimos meses tienes que haber leído o escuchado algún comentario de la serie. “Stranger Things” es una serie de Netflix, la cual cuenta con una primera temporada formada por apenas 8 episodios (hay una segunda temporada confirmada para el próximo año, la cual tendrá 9). La ciencia ficción y el terror se juntan en una historia ambientada en la década de los 80s protagonizada por Winona Ryder, Matthew Modine y una multitud de actores jóvenes y brillantes que han resultado ser un verdadero fenómeno en internet, casi tanto como la propia serie. El proyecto se estrenó en julio en la plataforma y no pasó mucho tiempo antes de que redes sociales, medios de comunicación, periodistas y espectadores generales se rindieran a sus pies proclamando su amor por ella.


¿De qué va? Cuando un niño desaparece en un pueblo, su madre, el jefe de la policía y sus amigos deben enfrentarse a fuerzas aterradoras con el fin de encontrarlo.


¿A qué se debe su éxito? A una mezcla efectiva y contradictoria que supo atrapar a diversos sectores: Nostalgia y frescura.


“Stranger Things” aprovecha sus ocho episodios para rendir homenaje de manera evidente a los ochentas. Así, argumental y visualmente la historia nos puede remitir a películas de la factoría Spielberg como “The Goonies” o “E.T.” y a historias de Stephen King como “It” y “Firestarter”; la musicalización nos puede remitir a los mejores filmes de John Carpenter y ya ni hablemos de todas las referencias explicitas al cine y a la cultura pop de los 80s. La música retro elegida para ilustrar los episodios es un buen ejemplo de cómo construir algo en base a la nostalgia.


Pero no todos los proyectos que utilizan la nostalgia logran triunfar. Vivimos en tiempos en lo que tanto Hollywood como la televisión han sobreexplotado los remakes y la nuevas versiones. Son muchos los proyectos que reviven para darse de topes y prácticamente caer en el olvido, dejando al proyecto original como un verdadero clásico que no puede ser sustituido. La gran diferencia aquí es que “Stranger Things” no recicla las ideas de un clásico, recicla las ideas de muchos clásicos. Y lo hace con frescura, utilizando actores carismáticos (muchos de ellos desconocidos) que saben llevar el peso de su papel y que tienen una personalidad definida. Lo hace con una historia bien hecha y competente que sabe atraparte tengas la edad que tengas; por un lado tiene ese concepto de nostalgia de las películas ochenteras que hará las delicias de los fanáticos que crecieron en esa época, pero también puede interesar a los jóvenes al incluir una subtrama que involucra adolescentes y líos amorosos retratados de una manera que al menos podemos considerar coherente dentro de la historia; y finalmente puede interesar al público infantil. No hay que olvidar que, además de su entrañable inocencia, la familia era parte fundamental para que aquellos proyectos ochenteros hayan funcionado tan bien, y eso está aplicado aquí. Tenemos una historia que si bien no duda en plantear temáticas adecuadas al siglo 21, mostrar alguna que otra grosería (las películas que homenajea también lo hacían) o incluir cierta dosis de oscuridad en diversos momentos de la trama (como el hecho de matar temprana y repentinamente a cierto personaje) lo cierto es que se trata de una historia netamente familiar que utiliza las bases de lo viejo para crear algo nuevo, y al final resulta triunfante.


“Stranger Things” resulta un proyecto interesante, en forma más que en fondo, y no podemos cerrar los ojos ante ello. Es ya la tercera serie más vista en Netflix, el fenómeno definitivo que atrapó al internet este verano y el ejemplo más preciso de que se puede formular algo exitoso sacándolo del pasado. El truco está simplemente en saber plantearlo y desarrollarlo para las nuevas audiencias.


Lo curioso es que sus realizadores vendieron el proyecto a varias cadenas, la cuales lo rechazaron, hasta que finalmente fue a parar a Netflix, quien no tuvo que hacer mucho esfuerzo para convertirlo en todo un éxito. No cabe duda de que muchas veces lo único que se necesita para triunfar es tener la visión suficiente. Aplica para todas las partes.

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